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¿Quién es Larry Ellison?

Todos los años, la misma cantinela: en el top five de la lista de 'muchimillonarios' de Forbes siempre está un tal Larry Ellison. En la fotografía que acompaña la noticia, siempre se ve a un hombre con una cara hecha como de cera, ojos abotargados y vestido de sport, como si fuera una foto de Fernando Alonso un jueves cualquiera de carreras, paseando por el paddock. Al lado de la obligatoria cifra patrimonial (39.500 millones de dólares en la de 2011), aparece su cargo: presidente de Oracle.

Pero... ¿Qué es Oracle? ¿Qué demonios hacen? Hagan lo que hagan, lo deben de hacer bien, porque Larry Ellison, su fundador, aparece año tras año en el top ten de la lista Forbes. Y la clasificación de los ricos más ricos del orbe no es nada permisiva con las lesiones del músculo patrimonial: sólo los archimillonarios con una fortaleza económica a prueba de bombas pueden mantenerse en ella. 

Oracle, al que la mayoría de los seres humanos hemos visto su logo pegado en coches de formula 1 o como patrocinador principal del USA 17, la embarcación que se alzó con la última Copa América de Vela, es una empresa que se dedica a crear bases de datos informatizadas para otras empresas. Para multinacionales gigantescas, para ser más exactos. Por ejemplo, el sistema informático que se encarga de contabilizar nuestro consumo de luz o de gas, y de plasmarlo en una factura, ha sido diseñado por Oracle. O las bases de datos del Gobierno de los Estados Unidos. O el sistema informático de Wall Street. Parece poco apasionante, frente al glamour de Apple o la funcionalidad de Microsoft, pero sin el software de Oracle, el mundo no funcionaría igual.

Volvamos al hombre. Larry Ellison es un multimillonario a la vieja usanza. Frente al secretismo que rodea a Steve Jobs, y la filantropía sin fronteras de Bill Gates, el fundador de Oracle gusta de exhibir nuevos y caros juguetes. Es conocido, sobre todo, por su yate  Rising Sun: un palacio flotante de 140 metros de eslora, 82 camarotes con jacuzzi, gimnasio, un cine en su interior, y en la cubierta, una cancha de baloncesto que puede convertirse en un heliopuerto. Le costó 200 millones de dólares.

Su colección de coches incluye un Formula 1 de McLaren, un Audi R8 y un Acura NSX, entre otros. Por supuesto tiene avión privado. Su casa en Woodside (California) es de arquitectura japonesa, y se sitúa sobre un gigantesco lago. Otra de sus propiedades, en Malibú (California), posee un funicular para ir de la piscina a la casa.

Al igual que Steve Jobs, Larry Ellison tuvo una infancia bastante complicada. Hijo de una madre soltera de 19 años, Ellison contrajo pulmonía a los 9 meses. Su inexperta madre se vio incapacitada para cuidarlo, y cedió su patria potestad a sus tíos, para que lo educasen. Ellison no volvió a verla hasta que él cumplió 48 años. Como Jobs, tampoco se graduó en la universidad. Simplemente, trabajó para una empresa llamada Ampex, y poco después, fundó Oracle. 

Uno de los aspectos más controvertidos de Ellison es su particular forma de entender la filantropía: vendió acciones de Oracle por un valor de 1.000 millones de dólares y donó el 10 % a su propia fundación, en una supuesta especie de pirueta contable para evadir impuestos. También regaló 40 millones de dólares a la Universidad de Stanford, con una condición: que dos de sus profesores, que estaban preparando un informe sobre la autodonación anteriormente descrita para un juicio, favoreciesen sus intereses.



Ellison también ha subvencionado multitud de experimentos sobre genética y farmacología. Incluso, ha cedido el Rising Sun, su ojito derecho, para que los científicos recorran el mundo sintetizando algas para descubrir nuevos medicamentos. Pero este altruismo también tiene condiciones: las patentes de los descubrimientos siempre serán suyas. A lo señor Burns.


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