Historia: El primer afroamericano en #WallStreet

La revolución haitiana estaba en pleno apogeo. El país se estaba desmoronando, y varias facciones estaban en guerra entre sí.

Fue a principios de 1800 y un grupo anónimo de ricos titanes de negocios de Nueva York dirigía una operación de falsificación en Haití con la ayuda de un joven emprendedor.

No habían planeado la revolución haitiana. Ahora con el país en caos, su operación estaba en riesgo, y también el hombre que la dirigía.

Aparecieron carteles con la cara del hombre en toda la isla.

Desde un pequeño bote de pesca en alta mar, examinó la escena. No tuvo tiempo de responderle a Nueva York y pedirle consejo o permiso, así que lanzó su propio plan. Al amparo de la noche, regresó a la ciudad y cerró en silencio todas sus cuentas en los bancos locales. Sacó la mayor parte de sus ganancias falsificadas justo a tiempo. Con el dinero en la mano, abordó un barco con destino a Nueva York.

Cuando llegó a Estados Unidos, los financieros anónimos de la operación tomaron su dinero. Pero luego, se negaron a hablar con el joven afroamericano que lo había rescatado por ellos.

Tendría que volver a empezar desde cero.

Sus ojos se volvieron hacia Wall Street, el lugar donde sus benefactores habían ganado tanto dinero. En aquellos días había pocas regulaciones financieras. Había, sin embargo, muchos raciales. La mayoría de las veces, estas regulaciones eran reglas tácitas, como la regla de que un afroamericano no podía ser un comerciante de Wall Street. El hombre simplemente ignoró estas reglas y se convirtió en un corredor.

El enfoque cauteloso sería mantener la cabeza baja, evitar la atención indebida y dejar que su trabajo hable por sí mismo.

Tenía tan poca consideración por el mantenimiento de las reglas financieras como por los códigos racistas. Este desprecio por las reglas lo llevó a varios pleitos, pero rara vez perdió.

Era el salvaje oeste de Wall Street, y el joven corredor de bolsa utilizó los mismos trucos y maniobras que sus pares blancos. Y en lugar de mantener un perfil bajo, demostró ser un autopromotor prodigioso y pronto se hizo famoso en todo el país.

Sabía que la sociedad nunca le daría permiso para hacerse rico. Entonces lo hizo sin su bendición.

Durante la próxima década, se enseñaría cómo elaborar acuerdos comerciales, utilizar las leyes de seguros para su ventaja y cortejar, o incluso comprar la prensa. Para 1852, se había convertido en el primer millonario afroamericano conocido.

Su leyenda creció tanto que algunos creyeron que era un mito. Pero las personas más ricas de Wall Street y los tribunales sabían la verdad. El era real. Tenía muchos apodos, ninguno de los cuales es adecuado para hablar aquí, excepto uno:

El príncipe de la oscuridad


A lo largo de su vida y carrera en Wall Street, el príncipe trabajó duro para ganar dinero. Soportó malos tratos tanto en el ámbito profesional como en el personal. En casi todas las etapas de su carrera, fue excluido en los tribunales, en el piso de negociación y con las compañías de seguros que se negaron a suscribir sus empresas.

Sus métodos eran comunes para la época. Recaudaría dinero de inversores ricos y realizaría inversiones arriesgadas. Cuando las inversiones se dispararon, todos ganaron en grande. Cuando no lo hicieron, los inversores quedaron para cubrir sus propias pérdidas. La mayoría de las veces, el plan funcionó bien.

Pero no siempre.

Invertió en el apogeo de un boom inmobiliario y cuando estalló la burbuja, perdió todo.

Compró acciones de compañías como Vanderbilt's Accessory Transit Company, propiedad de Cornelius Vanderbilt, uno de los magnates más grandes de la historia de Estados Unidos. Cuando esa acción se desplomó debido a las propias manipulaciones de Vanderbilt, el príncipe llevó al magnate a la corte.

El príncipe ya no podía pagar a sus acreedores y el tiempo se acababa. Tenía que luchar si iba a sobrevivir. Vanderbilt se había hecho un nombre aplastando a cualquiera que se interpusiera en su camino. Tomó el mismo enfoque contra el príncipe.

En la Corte Suprema de Nueva York, el príncipe y Vanderbilt se enfrentaron cara a cara. Cada uno argumentó su lado del caso, utilizando todos los trucos legales del libro.

Los periódicos en Nueva York informaron una rápida victoria para Vanderbilt, pero el obituario de Vanderbilt presenta una historia muy diferente.

Cuando Vanderbilt, también conocido como The Commodore, murió, se escribió una línea en su obituario de página completa en honor del Príncipe. Se lee:

“Solo hubo un hombre que luchó contra el comodoro hasta el final, y ese fue Jeremiah Hamilton. Hamilton luchó contra él en los tribunales hasta que llegó a un acuerdo. El comodoro respetaba a [Hamilton] aunque no le temía porque nunca temía a nadie ".

Jeremiah Hamilton, también conocido como El Príncipe de las Tinieblas, fue el primer millonario afroamericano de Estados Unidos, y también fue una de las únicas personas en el mundo en ganarse el respeto de Cornelius Vanderbilt.

A pesar de muchos contratiempos, Jeremías persistió. Metódicamente acumuló su riqueza de nuevo después del colapso del mercado inmobiliario. Se casó con una mujer llamada Eliza y tuvo diez hijos.

Cuando Jeremiah murió, los periódicos informaron que había acumulado $ 2 millones en riqueza personal, más de $ 250 millones en dólares de hoy.

Jeremías hizo esto constantemente avanzando. Nunca esperó el permiso de otros. Él construyó un nombre y una fortuna por su cuenta, y nunca dejó que las reglas o expectativas de los demás se interpusieran en el camino ... Al final, se ganó el respeto de sus compañeros y dejó que sus logros, sin mencionar su fortuna, hablaran. para él.

¿Estás forjando tu propio camino? ¿O todavía estás esperando permiso?

El príncipe era una leyenda, y aunque su historia ha sido olvidada o borrada de la historia, todavía se destaca en la mente de muchos que no dejarán que nada se interponga entre ellos y su voluntad de poder.

Esa es su historia, ¿cuál será la tuya?

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